Una habilidad clave para emprender de manera exitosa: saber redactar

Mucha gente piensa que ser un redactor creativo significa solamente escribir cosas bonitas para generar emociones en el lector. Sin embargo, es mucho más que eso. Un buen escritor sabe comprender el comportamiento humano y ser empático con necesidades únicas de las personas. Además, sabe cómo persuadir y guiar al lector hacia una acción que esté alineada a sus motivaciones más profundas.

Por ejemplo, la motivación de sentir que estamos realizándonos es algo que Apple comprendió bien y supo transmitir una historia para que nosotros creamos que cada vez que compramos un iPad de última generación vamos a ser más productivos y convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. (“Sí, soy Apple Lover”❤️)

Si analizamos nuestras propias acciones, nos daremos cuenta de que escribimos en todos lados: emails, descripciones de nuestro perfil profesional, creando el contenido de una página web, cuando mandamos mensajes por WhatsApp, al pensar en un copy en ese post de Instagram que queremos colgar o cuando atendemos a un cliente que está quejándose por algo que salió mal en el envío de un delivery. ¡Escribimos todo el día!

Les cuento que antes de cofundar la startup que hoy lidero (Kambista), fui redactor creativo unos 3 años para distintas agencias de marketing digital. Hoy, si miro hacia atrás, me he dado cuenta cuánto ha impactado en mi vida profesional y personal saber lo básico de cómo redactar.

No es que sea un experto, pero saber escribir a través de una fórmula antigua (que se las detallaré ahora) me ha ayudado en muchos aspectos a escalar el emprendimiento que he formado: saber atender a un cliente, convencer inversionistas que pongan su dinero en nuestra compañía, hacer presentaciones de ventas a aliados estratégicos grandes, convencer a un colaborador a que se una a nuestro equipo o hasta crear un app que atiende a más de 20,000 usuarios mes a mes sin necesidad de estar metido en el proceso.

“Qué buena experiencia la que comentas, Daniel, pero yo nunca me he dedicado a eso. ¿Qué hago?”. Justamente, creo que saber redactar es algo que nos es natural y creo que, con un poco de sentido común y algunas herramientas, cualquiera de nosotros puede ser bueno haciéndolo.

Fórmula AIDA

Esta es una fórmula muy antigua pero que sigue manteniéndose vigente y eficaz hasta la actualidad: AIDA (Atención, interés, deseo y acción)

Esta fórmula es un embudo común por el qué pasa cualquier persona para engancharse con algo particular. Para salirnos un poco del mundo de los negocios, piensen en cómo conocieron a sus parejas actuales o pasadas.

En primer lugar, de alguna manera debe haber ocurrido algo que llame tu atención. Puede que te haya llegado una solicitud de amistad en redes sociales o te enganchó esa sonrisa que le sacaste con una broma muy mala que hiciste y solo él o ella la captó, o puede haber sido algo único -no lo sé. Una vez con la atención despierta, de repente creció tu interés al ver que compartían una serie de cosas en común como ir al teatro o leer libros o los negocios. Finalmente, llega un punto que no solamente te interesa las cosas que hace, sino que deseas compartirlas con él o ella específicamente. Y surge la acción de querer invitarla(o) a salir formalmente.

En fin, dejaré de ponerme tan romántico y hablaré de todo el embudo y, esta vez, adaptado a los negocios.

  1. Atención

El primer obstáculo para cualquier escritor es captar la atención del lector. Para llamar su atención debes comenzar con un concepto que sea profundamente relevante y oportuno para el momento en el que se encuentra tu audiencia.

Esta es una parte muy importante, ya que debes ponerte realmente en los zapatos de tu público y conocer cuáles son esos problemas más importantes que se enfrena en el día a día con respecto, obviamente, al tema que estás abordando.

Por ejemplo, imagínate que quieres llegar a esos emprendedores de la industria textil que quieren empezar a abrir un canal de ventas online y no tienen idea por dónde empezar. Podrías captar su atención con un gancho como este: “¿Cómo empezar un ecommerce de moda en 3 simples pasos?”.

  1. Interés

Una vez atrapas su atención, es momento de enseñarle qué tan bien comprendes su problema específico.

Hace poco, me llegó una publicidad muy efectiva. Yo tengo 2 perros en mi casa y me estaba costando lograr que el segundo aprenda a hacer sus necesidades afuera. Esta publicidad me atrapó con la invitación de comprar un e-book sobre cómo entrenar a mis perros. Aumentó mi interés porque me hicieron creer que conocían mis problemas personales. Recuerdo que el anuncio hablaba acerca de la pérdida de tiempo que significaba limpiar las necesidades de tu perro en los momentos menos indicados. (En una reunión de trabajo, en el momento perfecto de concentración o cuando estaba preparando el almuerzo). No llegué a comprar el e-book porque me di cuenta de que estaba en portugués😅, pero si hubiera estado en español, créanme que, no solamente lo hubiera comprado, si no, ya lo hubiera leído un par de veces.

Aquí les digo un consejo que les puede servir mucho:

Si puedes lograr entretener al lector sin que se dé cuenta que estás educándolo, este se encuentra en el momento perfecto para generar una reacción emocional que lo lleve al deseo.

  1. Deseo

Muchos se confunden entre el interés y el deseo. No los culpo. Los separa una línea muy delgada y, a veces imperceptible.

Para poder explicar esta diferencia permíteme poner un ejemplo de la web de un Saas (Software as a Service) que hizo que lo quiera en mi vida.

¿No te pasa que a veces se te llena la bandeja de correos con contenido que no necesariamente te interesa? Y no solo eso, ¿dejas de leer correos realmente importantes por tener la bandeja tan cargada de los primeros que mencioné? Esa premisa ya capturó mi interés y me acuerdo que lo leí en Twitter. Una vez entré a la web de Superhuman, el Saas que les comento, tenía una propuesta de valor muy potente: “The fastest email experience ever made” (“La experiencia de correo electrónico más rápida jamás creada”)

Eso no fue lo único que generó el deseo de tenerlo, sino el ver casos de éxito de la plataforma, ver un demo de las funcionalidades que tenía y también poder ver testimonios de clientes y fundadores de startups que yo admiraba explicando cómo los había hecho mucho más productivos. Es ese momento en el que surge el deseo, no tanto del producto en sí, sino de lo que puedo llegar a ser con ese producto como aliado. (Si quieren conocer más sobre el concepto “Jobs to be done” los invito a entrar aquí)

  1. Acción

Usar los famosos CTA (Call to action o llamadas a la acción). Estos son enunciados simples que permite a los lectores saber lo que quiere que hagan a continuación: comprar un producto, suscribirse a un newsletter, ver un video, compartir una publicación, etc.

Todo lo que escribes debe siempre tener una llamada a la acción; después de todo, estás creando contenido con un objetivo específico. Así que pónsela fácil al lector y muéstrale cuál es la razón. Ser transparente con tu lector y mostrarle lo que estás buscando aumenta la confianza.

A esto agrégale eliminar todos los riesgos posibles que impiden que las personas hagan lo que tú quieres. ¿Registrarte en tu plataforma toma mucho tiempo? Cuéntales cuánto tiempo les va a tomar. ¿Tienen miedo de que sea una mala inversión? Ofrécele una garantía de devolución. Cuanto más pienses en los riesgos que tiene la gente, mejor posicionado estarás para aprovechar al máximo la oportunidad.

Conclusión

Te aconsejo, a manera de conclusión, poner en práctica este framework en todas las actividades que realices con tu negocio y vas a ver cómo impacta directamente en el porcentaje de conversión del mismo.

Y, si te pareció útil este artículo, te invito a ayudar a más personas como tú compartiéndolo. No te tomará más de 1 minuto hacerlo. (Aquí el llamado a la acción 🤗)

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